Nihilum es una obra que expone su propio génesis al presentar un diálogo entre el intérprete y la voz del coreógrafo. Habla de la libertad creativa, de la nada como un punto de partida y la inseguridad que genera enfrentarse a un público. Es una obra sobre la libertad de la posibilidad escénica y la angustia que esta conlleva.